1981
Después de que Fidel conoció al afamado especialista estadounidense Randolph Lee Clark, comenzó en Cuba el proyecto de obtención del interferón para hacerlo accesible a nuestro pueblo, pues su precio en el mercado en aquel momento resultaba inalcanzable. Los doctores Manuel Limonta Vidal y Victoria Ramírez Albajés, ya fallecida, fueron los primeros seleccionados para visitar el Hospital Anderson y el Instituto de Investigaciones en Cáncer en Houston, Texas, y conocer directamente las particularidades del uso del interferón en cáncer. De esta experiencia, conocieron que era imprescindible gestionar un entrenamiento en el laboratorio del profesor Kari Cantell, en Helsinki, Finlandia, para conocer e incorporar la metodología de producción del IFN a partir de glóbulos blancos. Kari Cantell había aislado por primera vez la molécula de interferón en 1972. Este profesor había dado una muestra de humanismo al publicar el método de obtención y purificación del interferón, y no patentarlo, para que cualquier investigador pudiera leer sus publicaciones y adiestrarse en su laboratorio. Ante esa posibilidad, Fidel decidió enviar un grupo de seis científicos a Finlandia. Su médico personal, el profesor Eugenio Selman, después de contactar al profesor finlandés y conocer su disposición, se encargó de completar el equipo con otros cuatro prestigiosos doctores que provenían del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CENIC): Ángel Aguilera Rodríguez, Pedro López Saura (fallecido), Eduardo Pentón Arias y Silvio Barcelona Hernández.
La casa 149
Una casa en el reparto Cubanacán, Playa, en La Habana, marcada con el número 149, con solo 180 metros cuadrados de superficie, en pocos días fue transformada en un laboratorio para producir interferón leucocitario o interferón alfa-2b. El reducido grupo de profesionales obtuvo la primera molécula lograda en Cuba por ingeniería genética a partir de leucocitos humanos. Se daban así los primeros pasos para el desarrollo de la biotecnología cubana, en busca de tratamientos para enfermedades virales y el cáncer. El 28 de mayo de 1981 se logró el primer lote de IFN leucocitario, cuya calidad debía ser verificada por una autoridad independiente. Kari Cantell, en Finlandia, certificó que el interferón cubano era similar al obtenido en su laboratorio, era un bioequivalente, no tenía diferencia sustancial con el que ellos producían. Esto dio validez a nuestro interferón para utilizarlo en Cuba y exportarlo más tarde cuando se obtuvo su homólogo recombinante. A partir de entonces, se empezó a producir sistemáticamente. Hoy, en esta casa se encuentran los Laboratorios de Farmacogenómica y Estudios Clínicos del CIGB.
Por primera vez se emplea el interferón producido en Cuba
La epidemia de dengue hemorrágico de 1981 ponía en riesgo la vida de la población infantil cubana, y se decidió aplicar el IFN obtenido en el país. Fue esta también la primera vez que se utilizó el producto en esa enfermedad en el mundo. Otra epidemia, la de conjuntivitis hemorrágica, que azotó a Cuba en 1981, fue el blanco de una nueva aplicación con el IFN leucocitario para prevenir la queratitis, complicación que puede dañar la visión. Ese mismo año comenzaron otros estudios clínicos, muchos de los cuales se presentaron en congresos internacionales y se publicaron en revistas científicas. El interferón leucocitario se convertiría así en el modelo para lograr el desarrollo acelerado de la ingeniería genética y la biotecnología moderna en Cuba y su obtención en 58 días fue reconocido por el propio Kari Cantell, como un récord de velocidad a partir de aquella visita de seis cubanos a su laboratorio.